[mar 2009] Entrenamiento en Ruidera |
Fin de semana de entrenamiento para T1 y C1 Llevábamos varios fines de semana intentando coordinar una quedada de grupo con el pretexto de entrenar de cara a los siguientes cursos y a la vez podernos reunir y bucear juntos. Por tanto, nos hemos coordinado un buzo de Madrid, otro de Zaragoza, un portugués y tres más de Málaga. (Crónica de Guaica) El entrenamiento comenzó el viernes 13 (mala fecha para los supersticiosos) e incluía conducir durante 5 horas para los mas cercanos (Alejando y Guaica), y 7 horas para el más alejado (Pedro). Destacar que nos acompañaban Emilio (Boquerón) y Juan (JAS), que se habían animado a venir para ayudar a la ejecución de las prácticas, y hacían de “ángeles de la guarda” por si alguno se ahogaba de verdad en los ejercicios. Llevábamos varios días coordinando el plan y disponíamos de un horario que cumplir escrupulosamente. Los primeros en llegar en torno a las 19:30 horas fueron Alejandro y Guaica, seguidos de cerca por Emilio. Pedro llegó en torno a las 00:30 horas del sábado, tras un largo y cansado viaje. A las 11:00 horas del día siguiente habíamos quedado con Igor en la laguna Colgada, para iniciar los ejercicios de hilo guía en seco y su correspondiente inmersión práctica. Cuando nos pudimos reunir todos, discutimos el plan e Igor nos informó de las novedades: el centro de buceo ya no cargaba botellas y el acceso al punto habitual de buceo parecía estar reservado a la base, de modo que hubimos de coordinar los respectivos permisos y hacer turnos de descarga. A lo largo del fin de semana iríamos clarificando aquellos misterios. Los ejercicios en seco constaron de una explicación práctica de cómo tender el hilo y una ejecución práctica nuestra parte, para posteriormente trabajar sobre ella el retorno con visibilidad pero siguiendo el hilo y sus fraccionamientos con la mano, y después, sin visibilidad y con alguna trampa en el camino. Os prometo que sudamos de lo lindo y no solo por el sol, que pegaba fuerte. En el agua tiramos hilo en casi toda la longitud del carrete de 130 metros, que dan para mucho; si bien la ruta que se había planteado en superficie (hacia el pecio) no se siguió. Cuando estábamos finalizando el carrete, se acercó Igor por detrás con el torpedo y sucesivamente los dos miembros de cola del equipo perdieron sus respectivas máscaras conforme al método convenido. Aquello fue un jaleo y tras la inestabilidad inicial, al final “a ciegas” (bajo el agua con los ojos abiertos y visibilidad aún puedes intentar localizar el hilo) conseguí encontrarlo. Efectuamos un descoordinado intento de salida sin visibilidad, que más bien era un yo sigo el hilo retornando, y sálvese quien pueda. Decir que una de las mayores dificultades que por mi parte he encontrado en el tendido del hilo es la localización de lugares adecuados para el anclaje del mismo de forma segura y que habitualmente centra en exceso la atención del buzo que tira el hilo (al menos en mi caso). Otro de los problemas fue conseguir que mis compañeros localizasen mi luz (10W HID), ya que el entorno resultaba muy luminoso y costaba hacerla destacar, además de no emplazarla correctamente donde la pueda ver facilmente el compañero. Por falta de costumbre, el tendido del carrete te deja la mano destrozada y no resulta precisamente cómodo. Al recoger el hilo, el tema es peor, y puedes acabar con una tendinitis de caballo si el compañero no te va relevando (Igor ya aconsejó que nos relevásemos). En una segunda inmersión, Igor se unió al grupo sin el Gavin y pudimos avanzar siguiendo la línea con las botellas de etapa buscando una dirección concreta. Dado que el plan era regresar al alcanzar 60 bares, cuando nos mostró su manómetro con menos de 20 olvidamos que estábamos allí para practicar el regreso. Le perdimos en mitad del sedimento y nos esperó a mitad de camino de la orilla (que nos fue difícil encontrar) con el torpedo, que nunca supimos de dónde sacó. Tras la frugal comida, nos fueron explicadas la gestión de incidencias en un equipo de tres personas, con pérdida de gas de un compañero, de luz de otro, de gas de dos…. Y como en cada caso debía de posicionarse el grupo. Nota interesante, hemos de fijar en superficie un número que identifique de forma única a cada miembro del equipo, ya que bajo el agua resulta imposible preguntar “¿Dónde esta Guaica?”. Así, indicando el número, sabemos a quien nos referimos. También nos propusieron una seña para poder localizar al instructor. De nuevo en el agua tendimos -esta vez sí- hilo hasta el pecio (una pequeña barquita lacustre), donde efectuamos un emplazamiento final de carrete. Alejandro lanzó la boya, y efectuamos un ascenso controlado sin paradas hasta superficie. Una vez en superficie la idea era volver a descender en equipo, cogiendo el último la boya para poder guardarla, no antes de que Igor, Emilio y Juan descendiesen primero para preparar el siguiente ejercicio. Éste consistía en que iban a cortar el hilo en el fondo, de manera que nosotros, al encontrar el final de éste, debíamos de tirar con un spool y hacer un abanico de 6 metros para localizar el otro extremo. Dado que no sabíamos lo que iba a ocurrir, nos quedamos un tanto perplejos al encontrarnos el hilo partido, que no supimos reaccionar e instintivamente salímos en grupo de la zona de visibilidad reducida (se había levantado el sedimento), para desde allí, ver como Igor había había clavado una linterna en el otro extremo. En este ejercicio, quedó patente lo complicado que puede ser la reparación del hilo en una situación real. Con estas dos inmersiones finalizó la jornada del sábado, si bien por la noche estuvimos repasando en tierra temas respecto al hilo, posicionamiento del grupo y ubicación de la iluminación de las linternas para mantener al grupo unido. A la mañana siguiente sufrimos las bajas de parte del equipo y de los “compinches de fechorías” de Igor (Emilio y Juan). Se planteó una inmersión en la laguna Batana, comenzando entre las ramas y avanzando con ayuda del carrete. Así las cosas, Alejandro y yo acordamos ir tendiendo hilo, y que la persona que no lo tendía, procediera a simular una emergencia. Íbamos tan juntos y atentos el uno del otro, que resultó imposible encontrar un momento de despiste suficiente como para hacerlo. Tras haber tendido varios metros de hilo bajo el agua, nos colocamos frente al carrete para entrenar ejercicios básicos (Vdrill y Sdrill) quedando, al menos por mi parte, bastante satisfecho aunque consciente de que todavía necesito mejorar bastante. Mientras realizaba Alejandro el Vdrill, no fue consciente de una sombra que se colocaba sobre él y simulaba una fuga en su poste izquierdo, que Alejandro llegó a considerar verdadera. Allí habían venido Igor y Pedro siguiendo el hilo. Finalmente nos colocamos en posición de cuadrado e iniciamos el regreso los cuatro. La salida de la laguna fue multitudinaria, pues si bien cuando nos metimos al agua no había público en los alrededores, al final aquello parecía una romería. Tras los comentarios del equipo, el firme propósito de practicar aquellos ejercicios que se pueden ejecutar de forma individual y dejando pendiente un nuevo encuentro, que esperemos se produzca en breve, cada uno partimos hacia nuestros correspondientes domicilios. Yo con un buen sabor de boca por el fin de semana, retorné a mi casa sin necesidad de hacer paradas de lo satisfecho que quedé.
(Crónica de Emilio) Por fin llego el finde para ver los entresijos de una preparación de un curso cave. Salimos de Málaga el viernes sobre las 17:00 horas con las furgoneta cargada hasta los topes, cuatro bibotellas, dos S080, dos S040 y una siete litros, aparte de los dos equipos, comida abundante y demás
(Crónica de Alejandro) Vistas las detalladas crónicas de Guaica y Emilio; las cuales suscribo, poco más puedo aportar salvo mi valoración personal de la experiencia que no es otra que muy positiva. Hemos tenido una toma de contacto inicial con nuevos procedimientos y técnicas que nos vendrán muy bien de cara a preparar los próximos cursos GUE con unas mínimas expectativas de éxito. Como es de esperar a nuestro nivel todo ha sido un poco nuevo y las habilidades no se han podido asimilar en tan pocos días. Los tiempos de respuesta ante los imprevistos han sido enormes y a veces ni siquiera ha habido respuesta, pero la semilla ya esta puesta. Se ha llamado nuestra atención sobre riesgos que antes no veíamos, hemos valorado nuestro nivel de técnica individual y también de coordinación en equipo (dentro y fuera del agua). Muy interesante ha sido también el proceso de organización previa de la “expedición” y ver las vicisitudes por las que puede pasar un equipo humano en situaciones de trabajo y presión (algunas buenas y otras malas). Un placer también haber conocido personalmente a Guaica y a Igor después de largos chateos por el Skype. Agradecer a Igor la paciencia que ha tenido con nosotros, las batallitas y el tiempo dedicado de forma desinteresada a nuestra formación. Emilio y Juan, ya tenemos material para entretenernos para unos cuantos meses!
(conclusiones finales) Desde 2004 llevamos organizando este tipo de entrenamientos, que se revelan muy útiles para quienes quieren proseguir en su formación técnica. Los asistentes comprenden perfectamente que estas jornadas no aspiran a sustituir la labor del instructor sino que más bien les permite valorar objetivamente su preparación antes de apuntarse al futuro curso. Ruidera y en concreto su laguna Colgada, ha sido siempre uno de nuestros sitios elegidos para el entrenamiento, ya que posee un entorno controlado, de muy poca profundidad, en el que resulta sumamente sencillo levantar sedimento para distraer o para que cada buzo pueda verificar su trim. En todos estos años, hemos contado con la ayuda inestimable de la base local, que incluso dio soporte a un curso DIRf. En esta ocasión, afortunadamente llevábamos botellas de etapa de sobra, ya que al parecer el centro ya no presta ninguna clase de servicios a buceadores técnicos debido a alguna mala experiencia anterior con buzos DIR. Esperamos que esa política comercial retorne al ambiente de cordialidad y colaboración que ha ofrecido siempre y no se nos castigue a todos por la actitud de unos pocos.
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