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Na Gleda (Mallorca)
La Cueva Encantada (Manacor, Mallorca)

 

Entre antiguos campos de alfalfa, nadie espera encontrar una entrada tan impresionante como la Gleda, un domo colapsado de unos treinta metros de diámetro y otros tantos de profundidad y que nos recuerda a los cenotes más grandes que hemos visto en Méjico. Sin embargo, algo tiene Na Gleda (que así debe escribirse el artículo, en mallorquín) no sólo por eso, que a medida que bajamos por el camino que la desciende haciendo un círculo, nos sumimos en un silencio sepulcral, sólo roto por las palomas que aletean entre grandes higueras. Y es que hasta la leyenda de la reja con cerrojos y las llaves que los abren es cierta. Y también que el hilo que parte desde casi la entrada, recordado que en tiempos el agua llegaba a veinte metros por encima de donde hoy está y en prevención de que algún día quizá el nivel freático recupere su profundidad natural.

La exploración de Na Gleda comenzó en 1974, cuando Francisco Ripoll del SCM topografió hasta la primera burbuja. Durante los años 90, Martyn Farr amplió la topografía y desde finales de los 90, casi exclusivamente el CNM se ha ocupado de la exploración, que en 2001 alcanzó los 10,5 kilómetros.

El acceso a la cueva se realiza en todo terreno, descendiendo por una pista de unos 150m, que lleva a la alberca que se utilizaba hasta hace pocos años para el riego (39.497678°N 3.275894°E que equivalen a 39º29’54”N  3º16’32”E, o a 39844.4928x 4390928.0420y). Estacionamos entre la alberca y el pozo. Tras él, en seguida vemos la reja que da acceso a la rampa de bajada. La zona está atestada de heces de paloma, con abundantes partículas suspendidas en el aire. Esta característica debe ser adecuadamente valorada si nos disponemos a bucear, por la posibilidad de sufrir una reacción alérgica. Aunque en ocasiones se ha intentado matarlas, las palomas repueblan inmediatamente la zona de nuevo.

Tras la rampa debemos sortear los últimos metros entre piedras recubiertas de musgo, apoyándonos en los numerosos árboles, hasta llegar a la laguna de entrada, que posee un agua extremadamente transparente y cuyo fondo es relativamente limpio.

 

Se trata de un sistema laberíntico de tipo anastomótico y con profusa decoración, que la convierten en la cavidad inundada más importante de España y en la más grande de Europa hasta la fecha. La profundidad máxima es de 25m, aunque buena parte de ella discurre por encima de los 15m. La temperatura del agua es templada y hay zonas de haloclina. La zona de entrada comunica a la derecha con una enorme sala de 80m de longitud y otro tanto de ancho, que te deja con la boca abierta. Hacia la izquierda nos encontramos una zona más complicada de túneles intercomunicados. Al cabo de unos 300m hacia el E, la cueva presenta un paso estrecho de continuación y por lo que sabemos, se ramifica luego profusamente en multitud de galerías, estando la punta más apartada a unos 1700m de la entrada, aunque es posible que quede mucho por descubrir. El alojamiento puede resolverse en el agroturismo Son Josep de Baix (971.65.04.72) o alternativamente la Finca S’aigo (971.83.30.50), que quizá tenga más facilidades para instalar compresor.

Podemos decir sin dudarlo que Na Gleda es una de las cuevas sumergidas más interesante de nuestro patrimonio espeleológico.

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